Se ha implementado en zonas rurales de Estados Unidos, Canadá, Colombia y Brasil. En Chile, Microsoft impulsa su uso a partir de un programa piloto en una pequeña comunidad de La Araucanía, que ya está dando buenos resultados.
La comunidad de José Painecura no existe en mapas virtuales. Hasta hace tres meses, esa zona de La Araucanía estaba fuera del 49,6% de los poblados y sectores aislados del país que tienen acceso a Internet y era una de las muestras de la brecha de conectividad que aún persiste, en un escenario donde la penetración de Internet en las zonas urbanas se acerca al 80%, según el estudio Brecha en el uso de internet: Desigualdad digital en el 2020, elaborado por País Digital.
Ubicada a 63 km de la comuna de Carahue, en esta zona hay dos escuelas, dos postas médicas, una estación meteorológica y 120 familias que hasta el 9 de septiembre de 2021 no tenían acceso a Internet fija de banda ancha. De a poco esa realidad empieza a cambiar, a partir de una iniciativa que impulsa Microsoft en conjunto con la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Compromiso País, para implementar el primer programa piloto de Conectividad con Propósito en el país que utiliza la tecnología TV WhiteSpaces, o espacios en blanco de TV.
La razón, según explica Francisca Yáñez, directora de Innovación y Tecnología de Microsoft Chile, está en las 40 millones de personas en todo el mundo que no tienen conectividad y a las que quieren impactar con su proyecto Airband -que cubre zonas rurales de Asia, Europa, África y América Latina- para brindar acceso no solo a banda ancha asequible, sino a dispositivos y capacitación en habilidades digitales.
También porque las brechas de acceso a los servicios digitales se acrecentaron durante la pandemia, de acuerdo con el Barómetro de la Brecha Digital Ciudadana, del Observatorio Iberoamericano de Comunicaciones Digitales, que detectó que el 73% de las personas encuestadas tienen dificultades para teletrabajar, ver clases en línea, acceder a servicios virtuales del gobierno, trámites de salud en línea y comercio electrónico.
Pero especialmente, porque existe una correlación directa entre el acceso a banda ancha y el crecimiento del PIB de cualquier país, según señalan estudios del Banco Mundial, que en el caso de América Latina, por ejemplo, comprueban que un aumento del 10% en la penetración de servicios de banda ancha se traduciría en un incremento medio del 3,2% del PIB de la región y un aumento en la productividad de 2,6 puntos porcentuales.
Microsoft quiere contribuir con ese crecimiento, pero sobre todo apuestan por democratizar el acceso a Internet. “Para nosotros, la conectividad es un principio digital. Un servicio que podría ser similar al agua potable o a la luz eléctrica. Y no tenerlo es exponerse a una brecha de desarrollo y bienestar humano tremenda”, dice Yáñez.
“Para nosotros, la conectividad es un principio digital. Un servicio que podría ser similar al agua potable o a la luz eléctrica. Y no tenerlo es exponerse a una brecha de desarrollo y bienestar humano tremenda”, dice Francisca Yáñez, directora de Innovación y Tecnología de Microsoft Chile.

¿Por qué TV White Spaces?
Con la llegada de la televisión digital, el espacio electromagnético de la televisión analógica quedó libre. Físicamente, la ejecutiva se lo imagina como una carretera antigua que quedó en desuso ante la construcción de nueva infraestructura de conectividad vial, y por la que ya no pasa ningún vehículo.
Para explicar cómo funciona y probar que puede ser una herramienta útil, el Centro NIC Chile de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile elaboró un informe técnico que valida que las tecnologías para la conectividad digital en los espacios en blanco de TV se pueden implementar en el país sin interferir con la recepción de señales de televisión.
Cuando lo presentaron a la Subtel, el subsecretario Francisco Moreno dijo que hay “grandes expectativas en torno a esta nueva tecnología que aprovecha el espectro radioeléctrico de televisión abierta para transmitir Internet inalámbrico de alta velocidad”, y que por eso esperan que se consolide y se sume a las demás alternativas que impulsan para llevar Internet de calidad a todo el país.
Marcelo Valenzuela, ingeniero e investigador principal del estudio, explica que entre todos los pilotos de conectividad rural en que actualmente trabajan en el Centro NIC Chile, el de La Araucanía sobresale precisamente porque se trata de probar una tecnología nueva en un espectro mucho más bajo que el usado por microondas tradicionales.
“Esto nos permite caracterizar como es el rinde por Mhz y ver en terreno cómo las propiedades de propagación de esas bandas UHF nos permiten cruzar los obstáculos que la topografía y el follaje nos presentan, y así conectar a personas que viven en quebradas y lugares de difícil acceso, a quienes antes les hubieran dicho que no hay factibilidad técnica de conexión”, detalla.
Valenzuela recuerda que Chile fue de los primeros países en dejar disponible 6Ghz para ser usado libremente para Wifi, para tener espectro alto que permite gran cantidad de ancho de banda “pero con mala propagación”. Por eso también releva la importancia de un proyecto como éste, en un escenario donde el país “está quedando atrás en espectro UHF disponible, es decir, espectro bajo que brilla por su gran capacidad de atravesar obstáculos, tanto en ciudad como en el mundo rural”.
“Es muy importante escribir una nueva ley que nos permita tener un ecosistema digital sano, con barreras de entrada bajas a nuevos competidores, que otorgue facilidades para expandir la cobertura y que evite la triste historia de judicialización a la que ya estamos acostumbrados en esta industria”, advierte Marcelo Valenzuela, ingeniero e investigador del Centro NIC Chile de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile
Un derecho constitucional
El desafío, añade Yáñez, es avanzar para que la tecnología se regule pronto. Para eso propone mirar experiencias de sectores rurales en Estados Unidos, Canadá y Colombia. También Brasil, que en octubre aprobó el reglamento para su uso en las telecomunicaciones. Valenzuela también sugiere estudiar a fondo el caso canadiense, porque gran parte de su territorio es muy parecido a la Patagonia chilena.
“La conectividad tiene que ser un tema país que trascienda los ciclos políticos”, dice Yáñez a propósito de las dudas que pueden surgir en algunos sectores y comunidades ante el cambio de gobierno que se avecina.
“Estamos hablando de un bien social, un derecho digital, que a una comunidad remota en La Araucanía ya le está cambiando la vida”, añade. Por eso también espera que se considere en los derechos contemplados en una eventual nueva Constitución para Chile.
Para Valenzuela, más que avanzar en el debate respecto a cómo se puede garantizar el derecho a la conectividad en la nueva Carta Magna, es importante entender que la actual Ley General de Telecomunicaciones data del año 1982, que se escribió pensando en telefonía fija y telegramas, y no en telefonía móvil y ni Internet.
“Sus más de 80 modificaciones nos relatan muy bien lo que es: un parche sobre otro. Creo que es muy importante escribir una nueva ley que nos permita tener un ecosistema digital sano, con barreras de entrada bajas a nuevos competidores, que otorgue facilidades para expandir la cobertura y que evite la triste historia de judicialización a la que ya estamos acostumbrados en esta industria”, advierte.
Eso también sería un aporte para reducir la brecha de la conectividad, dice el investigador, y para que más comunidades remotas como la de José Painecura puedan aparecer en mapas y replicar la experiencia de un grupo de niños que ya asisten a clases online, o de familias que, por primera vez en 2021, pudieron ver una película en Netflix.