Integrar ciencias sociales, data science y tecnologías como inteligencia artificial para relacionar hechos y conceptos en el marco de la discusión constituyente y entender el proceso desde una perspectiva de datos neutrales y disponibles para todos. Ese es el eje de un proyecto del Centro de Estudios Públicos que, con tecnología Microsoft, busca seguir desde una nueva perspectiva el trabajo que se realiza en el ex Congreso Nacional.
Normas aprobadas en la Convención Constitucional y su entorno conceptual en forma de nube de palabras. La posibilidad de observar las redes semánticas de los textos aprobados por las distintas comisiones, e incluso las “comunidades conceptuales” que, de a poco, se van formando en el borrador de la nueva Constitución.
La elaboración de análisis de ese estilo forma parte del trabajo diario de C22, una iniciativa del Centro de Estudios Públicos (CEP) conformada por un grupo interdisciplinario de investigadores que se dedican al estudio del proceso constitucional chileno, desde que inició, por medio de métodos digitales. Ahí, la tecnología se ha posicionado como aliada clave para diseccionar lo que ocurre en la trastienda de la Convención, con soporte de almacenamiento cloud, analítica y visualización provistos por Azure y Power Bi de Microsoft.
Es un ejemplo de cómo las herramientas de la cuarta revolución industrial pueden ponerse al servicio de un proceso democrático tan relevante para el país, opina Alex Pessó, director legal de Microsoft Chile.
“Gracias a la intersección de ciencias sociales, ciencia de datos y tecnología, podemos ahora tener un conocimiento mucho más amplio que antes de distintos procesos sociales en marcha”, agrega Aldo Mascareño, coordinador académico de C22. El equipo ha trabajado en conjunto desde hace seis años en la integración de métodos digitales, data science y ciencias sociales en distintos tópicos, y para construir la plataforma interactiva de C22, una alianza con Microsoft les proveyó de servicios cloud, de análisis cognitivo, machine learning e inteligencia artificial, así como también de herramientas de visualización para que el público pueda interactuar libremente con los datos.
Pessó menciona que “el uso de herramientas de inteligencia artificial y machine learning nos permite hacer búsquedas de información o de asociación de conceptos y palabras”, datos que permiten a las personas “obtener un contexto adicional a la forma lineal que normalmente se utiliza para adquirir información”.
“C22 se ha transformado en una herramienta fundamental para advertir anticipadamente cuál es la arquitectura, las consecuencias de las discusiones de la Convención Constitucional y tendencias futuras”, comenta Mascareño. “Puesto que con métodos digitales se pueden analizar grandes cantidades de datos textuales, numéricos o audiovisuales, es posible observar patrones y estructuras conceptuales y de conducta que no pueden ser reconocidos de otro modo”, agrega.

Hallazgos
Conocer los sentimientos constitucionales en Twitter, a partir de datos neutros, hasta notas de investigación respecto a las posibles inconsistencias de conceptos en el borrador constitucional, es solo una pequeña parte de todas las oportunidades que entregan herramientas tecnológicas como la plataforma C22. “A través de la tecnología se permite reforzar el conocimiento y la transparencia democrática del proceso constituyente, porque se pone la información al alcance de la sociedad civil”, plantea Pessó, ayudando a que las personas sean críticas frente al proceso constitucional, a partir de datos duros.
“El típico ejemplo es el semántico, donde gracias al uso de inteligencia artificial se puede conocer el sentimiento que está detrás de la asamblea constituyente en una serie de temas, por asociación de conceptos”, añade el ejecutivo.
Una conclusión que se obtuvo tempranamente por medio de un análisis digital de los programas de los convencionales fue que “se estaban produciendo cambios en el lenguaje político que después serían muy relevantes, que incluso se han plasmado en normas constitucionales en el borrador”, dice Mascareño. Por ejemplo, se pasaba de “diversidad” a “disidencia”, de “bien común” a “buen vivir”, de “Estado nacional” a “plurinacional”, detalla.
El coordinador de C22 comenta que otro resultado altamente interesante ha surgido del análisis de los patrones de votación agregados de los convencionales, lo que ha ayudado a identificar grupos, divisiones, subdivisiones, alianzas esporádicas y otras sustantivas.
La plataforma se inspiró en experiencias como Constitute Project (comparación de constituciones a nivel global), “pero lo cierto es que nos basamos más en nuestro propio trabajo científico previo, en las posibilidades que abre el entorno Microsoft Cloud y en el conocimiento constitucional acumulado en el CEP desde hace más de ocho años”, comenta Mascareño. “Todo ello nos permitió crear una herramienta original y única a nivel mundial en las posibilidades de seguimiento de un proceso constitucional como el chileno”, afirma.
Para Pessó, gracias a la implementación de este tipo de tecnologías, las personas pueden ser parte del desarrollo constitucional, con una herramienta que les “entrega los parámetros, las variables y cada uno decide qué buscar, sacando sus propias conclusiones y reforzando con ello la democracia y la neutralidad”.
“Esto es nuevo en el debate y la opinión pública chilena”, recalca Mascareño, y cuenta que, aunque ahora están centrados en el proceso constituyente, después de él “son muchos los campos temáticos que pondremos a disposición del público para reforzar el debate democrático e institucional informado y basado en evidencias”.